José Valenzuela

José Valenzuela venció amplia victoria unánime ante Deiner Berrio, que le dio muchas facilidades

Daniel Pi
@BastionBoxeo

Mechanics Bank Arena, Bakersfield, Estados Unidos. Peso ligero.

Cuando un boxeador conecta más golpes que su rival no por decenas sino por más de un centenar (250 a 98) como el prospecto mexicano-estadounidense José Valenzuela 10(6KO)-0 ayer ante el colombiano Deiner Berrio 22(13KO)-4-1 resulta lógico que merezca una amplia victoria unánime como la que obtuvo (100-90, 99-91 y 98-92). De todos modos, aunque a primera vista también resultaría lógico que recibiese alabanzas, no se le hace ningún favor al púgil realizándose en una lectura simplista del combate y no resaltando que sus aciertos se vieron acompañados de graves errores, aunque ni por asomo tan graves como los de su oponente.

Contrariamente a lo que se está diciendo, no fue un gran combate de ninguno de los dos boxeadores, aunque en especial de Berrio, que pugnando contra un púgil joven, con mucha ambición y con un exceso de confianza impresionante optó por la peor decisión posible: por una táctica muy expectante y conservadora en la que permanecía cerrado durante largos intervalos, en los que permitía que Valenzuela le lanzase todos los golpes que quería. Así, el mexicano en diversos rounds sólo hizo práctica de tiro al blanco, conectando hooks arriba y abajo, uppercuts, directos o cruzados sin encontrarse con un contragolpe que le hiciese replantearse su sobreconfianza. De ese modo, para el quinto round había lanzado 430 puños, volumen de golpeo que impresionó a muchos pero que fue menos mérito de Valenzuela que demérito de Berrio, que en ciertos instantes no reaccionó mejor de lo que lo haría que un saco de boxeo.

De hecho, lo que hacía peor esta situación era que cuando Berrio se decidía a atacar (incluso aunque fallase también manos por las esquivas de su oponente) lograba conectar claros directos y ganchos zurdos al mantener Valenzuela sus manos bajas en un absurdo ejemplo de bravuconería. Y es que Valenzuela llegó a permanecer en corta y media-corta con los pies estáticos en el suelo (pero no apoyando su peso en los golpes), con las manos por debajo de la altura del pecho y con la barbilla alta, sin importarle ni lo más mínimo qué réplica pudiese ofrecerle su rival. Para su suerte, Berrio en la mayoría de ocasiones ni siquiera pensaba en responderle, así que Valenzuela pudo intentar lucir tirando series a su antojo e incluso de vez en cuando trazando una diagonal. Pero aunque quizás el inexperto en boxeo pudiese asombrarse sobremanera, aquel que tuviese ciertos conocimientos sabía que no se estaba encontrando con la oposición esperable y que se estaba exponiendo.

En ciertos momentos de la pugna Berrio (que en el tercer round cayó por un golpe en la nuca cuando estaba girado y exageró sin éxito el efecto del puño) pareció tratar de armar alguna ofensiva, pero su constancia al ataque resultó nula a pesar de que lograba llegar con sus manos, regresando siempre a su planteamiento inactivo, incluso mientras avanzaba o amagaba con hacerlo. Finalmente, en el noveno asalto Berrio se dio cuenta de que cada vez que sacaba aunque fuese un corto recto diestro a la contra podía interrumpir las series de su adversario, que se encontró con varios de esos golpes consecutivos enrojeciéndosele la zona de la boca, pero el visitante ya no tenía demasiadas energías y era demasiado tarde, de modo que Valenzuela usó su cadencia de golpeo, sus variadas series y ciertas esquivas para terminar venciendo el décimo round y no dejando duda alguna de su victoria.

No se puede pasar por alto que Valenzuela es muy joven, que peleaba a diez rounds contra un boxeador mucho más fogueado y que demostró tanto voluntad combativa y ritmo de golpeo como destacable variedad y destreza con las combinaciones. De todos modos, y aunque le queda mucho tiempo por delante para aprender, no puede insistir en su tendencia a quedarse detenido con reducidos espacios y sin guardia lanzando golpes tirados sólo con el brazo en lugar de cargando peso en ellos, ya que si no modifica esta costumbre terminará siendo críticamente dañado al contragolpe y derrotado. Si Berrio hubiese tenido un buen plan de batalla y lo hubiese ejecutado con todo el tesón posible, Valenzuela se habría visto en apuros, pero la inacción del veterano conllevó que su adversario boxease a voluntad durante gran parte del tiempo, provocando lecturas muy alejadas de la realidad.

Sea como sea, en el choque estelar de una velada de PBC (aunque fuese en una cartelera menor) Valenzuela volvió a entretener al público y convenció mucho a los fans casuales que le vieron pelear, de modo que, sumándose a ello la historia de que derribó en sparring a Teófimo López, habrá apoyado sus perspectivas de futuro y aparecerá en nuevos eventos televisados de Premier Boxing Champions, que querrá dar exposición a su desarrollo.