Gabriel Maestre

Mykal Fox derribó y superó al doble olímpico Gabriel Maestre pero los jueces le robaron atrozmente en uno de los peores veredictos del año

Daniel Pi
@BastionBoxeo

The Armory, Minneapolis, Estados Unidos. Peso wélter.

El doble olímpico venezolano, y bronce mundial, Gabriel Maestre 4(3KO)-0 encaraba, en el semifondo del Stanionis-Collazo, un gran paso adelante en su carrera, puesto que con sólo tres peleas se medía al espigado, zurdo y hábil estadounidense Mykal “The Professor” Fox 22(5KO)-3. Este test resultó llegar demasiado pronto en la carrera profesional de Maestre, que fue derribado en una ocasión y que fue superado en la gran mayoría de los asaltos por su adversario, quien recordemos que tenía el mérito de entrar como sustituto con poco tiempo de Cody Crowley. Con todo, aunque no había ni una sola persona que tuviese dudas de que Fox había hecho más que suficiente para merecer la victoria unánime clara, los jueces perpetraron otro atroz robo, uno de los peores del año.

Hay muchos aficionados y analistas que sólo le dan un par de rounds de la pelea a Maestre, siendo esta también la puntuación que dio la cartulina extraoficial de la emisión de la cadena FOX (no confundir con el idéntico apellido del boxeador Mykal Fox). En cualquier caso, no resulta posible, ni dándole todo el beneficio de la duda y sesgándose a su favor en extremo, otorgarle a Maestre más de cuatro asaltos. Aun así, los jueces dieron 117-110, 115-112 y 114-113, todos ellos a favor de Maestre, provocando el veredicto una cara de asombro increíble en el rostro del pobre Fox.

Tras este resultado, que hizo exclamar al propio comentarista principal de la televisión estadounidense, el colaborador en la retransmisión, y entrenador, Joe Goossen apuntó acertadamente a la estrecha relación entre la WBA, que ponía un título de subcampeón en juego, y Venezuela para intentar comprender tan injusto veredicto. Y es que darle a Mykal Fox sólo dos rounds más a parte del de la caída es simplemente corrupción y no se puede explicar de otra manera que no sea que su responsable, en este caso Gloria Martínez Rizzo, tenía un interés por inventarse ese resultado. De todos modos, no deben escaparse David Singh y John Mariano, los otros dos jueces, que si bien supieron camuflarse algo mejor son igualmente responsables de esta villanía.

Puede que la presión de Maestre se tradujese en ciertos golpes de poder en la distancia media que pudiesen marcar la diferencia en el primer round, pero en el segundo asalto un directo diestro de Fox sentó en el tapiz al venezolano. El boxeador no estaba afectado, pero esto no significó que en adelante fuese eficaz, ya que, como en anteriores peleas, tuvo problemas para reducir los espacios ante los rectos de su rival. Además, en esta ocasión se medía a un púgil de grandes dimensiones (1,92 m altura y 2,06 m alcance), en buen estado de forma, zurdo, dinámico y con el deseo de reivindicarse.

Así, Fox caminó, tiró su jab o su derecha y se desplazó evitando el encierro, el cual cuando eventualmente llegaba a penas se prolongaba al escabullirse con un paso lateral, normalmente tras hacerse respetar con una clara contra o una rápida combinación. Por su parte Maestre siguió teniendo muchas dificultades para ir más allá de la distancia media, estando durante muchos momentos en la media-larga y larga, posición en la que no podía llegar con sus directos por su menor alcance (1,85 m, 21 cm menos). Salteadamente, el venezolano conseguía conectar un recto aislado o algún hook en corta, pero estos ataques eran demasiado esporádicos como para que le sirviesen para decantar los rounds ante la superior frecuencia y el mayor acierto de Fox.

Puede que en el quinto round Maestre llegase con más ganchos que en rounds precedentes, pero siguió siendo asombroso como un Fox tan alto podía esquivar de cintura con tanta fluidez por debajo de los puños de su oponente, al que no dudaba en agarrar si conseguía alcanzar la distancia corta. Sea como sea, Fox iba trabajando de manera efectiva, y si no neutralizaba a su contrincante durante largos periodos le superaba por frecuencia con bastante claridad. Por ello, al llegar a la mitad era posible argumentar que Fox debería estar rozando ya asegurarse la victoria a los puntos.

En tales circunstancias, Maestre aceleró más sus pasos y después de la mitad logró llegar con hooks enlazados ante un Fox que descuidó entonces un tanto el uso de su jab y que quizás no estuvo tan acertado en su juego de piernas. Pero incluso si se quisiese dar esos rounds al invicto ni siquiera se estaría cerca de poder justificar su victoria, menos aún cuando para el noveno asalto “The Professor” de nuevo imponía sus directos, siendo ahora ayudado por el cansancio de un Maestre que no había pasado del cuarto asalto en su corta carrera profesional. Así, con el visitante ralentizado de pies y manos, menos preciso y con pocos recursos, Maestre no estaba precisamente en posición de darle la vuelta al combate, pero en el último asalto se esforzó por intentar tirar todo lo que le quedaba, cosa que, ni siquiera dándole ese round, debería haberle servido para estar cerca del triunfo.

El rostro de Maestre, pese a su sonrisa y a asentar con la cabeza, reflejaba que ni él se creía que fuese su brazo el levantado, resoplando mientras le ponían el falso cinturón WBA entre las protestas del público. En este caso no parece que se deba culpar al púgil de lo que pase entre bastidores, pero en cuanto a su parte, lo boxístico, no cumplió, mostrando lo que se podía intuir en anteriores pugnas suyas: que decididos rectos desde la distancia larga pueden complicar mucho su avance y que sólo en la distancia media-corta y corta logra resultados relevantes con su potencia.

Maestre, que debutó como profesional a los 32 años, está en una difícil posición para reinventar su boxeo, no teniendo tampoco el tiempo de un novato para ir puliendo sus defectos. Así, y pretendiendo PBC llevarle a peleas importantes en el peso wélter pronto, puede que los jueces admitan su primera derrota en cuanto se enfrente a un boxeador de buen nivel con más renombre y potencial económico que él.

En cuanto a Fox, aunque no es consuelo, éste debe contentarse con haber tenido una gran actuación de boxeo ante un dos veces olímpico y pensar que simplemente él es a ojos de todo el mundo el vencedor de la contienda. Quizás PBC le compense a continuación con alguna nueva oportunidad, pero la historia del boxeo ha demostrado una y otra vez que si no se da la victoria en la noche en la que un boxeador la merece, posteriormente es realmente difícil que eso se pueda compensar con otras pugnas. Los robos tienen negativas consecuencias que no se reparan y la única solución posible sería que los organismos y las comisiones, en lugar de ordenar o sugerir revanchas para agrandar sus ingresos, acepten los cambios de resultados cuando los veredictos son manifiestamente injustos.