Jarrell Miller suspendido “24 meses”: un paso adelante pero ni mucho menos suficiente

Daniel Pi
@BastionBoxeo

La comisión atlética del estado de Nevada (NSAC) ha decidido suspender al peso pesado estadounidense Jarrell Miller durante 24 meses, sanción que ha supuesto ya loas a favor de la citada organización gubernamental. Y es que, lógicamente, después de que tantos boxeadores hayan cumplido unos pocos meses de sanción por dopaje o que de facto no hayan padecido suspensión de ningún tipo, que se decida que Miller tiene que estar 24 meses fuera de los cuadriláteros es un paso adelante evidente.

Sin embargo, una vez más no debemos perdernos por el brillo de las cosas y tenemos que analizar detalladamente la resolución. Primeramente, los 24 meses no se cumplirán desde este diciembre en el que se ha emitido la sentencia, sino que tendrán carácter retroactivo desde que se produjo el positivo en control antidopaje de Miller en junio. Dicho de otro modo, si tenemos en cuenta que muchísimos púgiles no han conseguido pelear en este 2020, Miller simplemente se une a ellos y sólo tendrá que cumplir realmente unos 18 meses de sanción a partir de hoy. Asimismo, pareciendo a la comisión de Nevada durísima la sanción, ésta ha dejado claro que Miller podrá reducir la pena seis meses más si sigue unos pasos y protocolos que no debería tener problema en seguir.

Por ello, el hecho es que la sanción realmente puede llegar a ser de aproximadamente 12 meses, sólo un poco más severa que la que habitualmente se cumple. Si tenemos en cuenta que, de media, los boxeadores del top 15 suelen pelear dos veces al año y si valoramos que normalmente se ponen seis meses de sanción por dopaje, el hecho es que en lugar de perderse una pelea más por la suspensión se perderá dos, pero no será precisamente el fin de su mundo, menos aún cuando hay tantos púgiles que están más de un año sin pelear por cualquier razón personal.

Así, aunque muchos aplauden pensando que no podrá regresar hasta principios de 2023, el hecho es que Miller podrá estar en el ring a finales de 2021, algo que demuestra fácilmente que no se le han puesto dos años de sanción real y que la comisión atlética no quiere atajar de raíz el dopaje. No se debe olvidar que Miller ha dado ya tres veces positivo en tres combates diferentes y por cinco sustancias combinadas, además por productos relacionados con los esteroides con los que ha puesto en peligro la vida de sus rivales, por lo que hubiese sido más conveniente una suspensión perpetua.

Que se esté observado la posibilidad de ir más allá del año que como máximo se solía suspender a un boxeador (sanción que de facto no tenía repercusiones tras las reducciones y las suspensiones retroactivas), es un paso adelante, al igual que se le hayan hecho pagar a Miller 400.000 dólares por los gastos del proceso. De todos modos, realmente es justo y necesario hacerse la pregunta de si con todo el daño que ha hecho éste al pugilismo, y el que podría hacer en el futuro, merece realmente una cuarta oportunidad.