El invicto ruso Shigashev se levantó de la lona para lograr empate ante el británico Egbunike

Daniel Pi
@BastionBoxeo

DiaMond, Minsk, Bielorrusia. Peso pactado ligeramente por encima del superwélter.

En la noche del lunes se produjo un nuevo evento de la serie de veladas tituladas “Kold Wars” desde el DiaMond de Minsk y con emisión de la cadena rusa Match Tv, contando esta edición como combate estelar con un enfrentamiento entre el invicto ruso de gran carrera amateur Sergei Shigashev 9(4KO)-0-1 y el británico Kinglsey Egbunike 5(1KO)-1(1)-1, entrando el segundo, si no como víctima propiciatoria, como un púgil destinado meramente a dar cierto bagaje de utilidad. Con todo, finalmente la pugna fue mucho más complicada de lo esperado para Shigashev, que tuvo que levantarse de la lona y remontar deslucidamente para evitar la derrota, terminando el choque en resultado de empate por decisión mayoritaria y acertadas puntuaciones de 76-75 y doble 76-76.

Durante el primer asalto, el zurdo Shigashev, que capturó como amateur un buen puñado de medallas en los complicadísimos campeonatos rusos y que se alega que disputó más de 300 combates, usó su jab al cuerpo para ir midiendo a su oponente, pero en el segundo round un croché de izquierda a la contra de Egbunike le sentó en la lona sorprendentemente. Favorecido por el hecho de que el round estuviese justo a punto de terminar, Shigashev tuvo un minuto de recuperación crucial, si bien volvió a ceder el tercer episodio, en el que fue atacado por algunas arremetidas con rectos, una de las cuales pareció estremecerlo.

Así, estando pactado el duelo a ocho asaltos y pareciendo tácticamente perdido entre cambios de guardia ineficaces, el ruso estaba en una posición muy complicada, no pudiendo permitirse ceder mucho más, de modo que desde el quinto asalto recurrió a una estrategia muy simple y totalmente carente de espectacularidad (es más, casi reprochable) pero que le sirvió para remontar: la táctica del golpe aislado y clinch.

Efectivamente, usando su buen juego de piernas y su habilidad en las esquivas de cintura, Shigashev se mantenía algo activo en defensa evitando golpes en la distancia larga o media-larga para repentinamente lanzar un abierto croché diestro tras el cual saltaba al clinch como si su vida dependiese de ello.

Con estas acciones repetidas unas cuantas veces por round lograba conectar las manos más claras e incluso más golpes que un Egbunike más alto y con más alcance pero que no supo reaccionar ante este planteamiento. La pugna se volvió muy deslucida, siendo increíble que un destacado púgil en el boxeo aficionado que se medía a un rival asequible (en su único combate ante un boxeador de récord positivo Egbunike fue batido en el primer round) tuviese que usar este tipo de estratagemas, pero con ello es cierto que neutralizó a su adversario y logró suficientes rounds como para llegar al borde la victoria y certificar el empate.

Para la mayoría de prospectos profesionales el principal objetivo suele ser al comienzo de su carrera evitar una derrota, cosa que Shigashev consiguió, pero al precio de dejar una pobre imagen. Más allá de su insistencia con los agarres, Shigashev pareció carecer de recursos, no usando ni su jab ni su uno-dos al rostro en casi ninguna ocasión ni preparando desde la distancia media combinaciones que abriesen camino a sus hooks. Asimismo, sus cambios de zurdo a diestro fueron el único ajuste que probó, resolución que terminó sin ningún resultado positivo. En definitiva, Shigashev tiene mucho en lo que trabajar si quiere tener aspiraciones internacionales, pero habiendo debutado como profesional en 2016 a los 28 años, a diferencia de otros púgiles en ascenso el tiempo no está de su lado y no tiene un margen como para plantear un desarrollo muy pausado y centrado en objetivos a largo plazo.