De tal BALCO tal astilla… Shane Mosley Jr. venció con la ayuda de los suplementos de Víctor Conte, quien dopó a su padre

Daniel Pi
@BastionBoxeo

Fantasy Springs Casino, Indio, Estados Unidos.

El boxeo tiene un problema con el dopaje. Y esto no se reduce únicamente a que haya demasiados púgiles que eluden el sistema para combatir ayudados por sustancias prohibidas. El problema va más allá, hasta el punto de que los medios se pasan el día alabando a probados dopados, que han logrado muchos de sus logros haciendo trampas a la vez que ponían en peligro a sus rivales. Así podemos ver constantemente loas desmedidas a púgiles que han dado positivo en control antidopaje, que han confesado su dopaje o que tienen abrumadoras pruebas en contra como son los casos, respectivamente, de Roy Jones Jr. y James Toney, de Shane Mosley o de Evander Holyfield.

Centrándonos en Mosley, algunos expertos y muchos aficionados clamaron en contra de su inclusión en el Salón de la Fama por haber confesado en un juicio haberse dopado como parte del escándalo BALCO, laboratorio en el que Víctor Conte le suministraba esteroides, agentes enmascaradores y EPO, cóctel que podría haber sido letal para él y, especialmente, para sus rivales, a los que golpeaba en la cabeza con una potenciación ilegal que le llevaba más allá de su límite natural. Con todo, las voces que protestaron contra el ingreso en el Salón de la Fama de un boxeador que podría haber logrado sus méritos con trampas, fueron tapadas por la indolencia, negligencia e ignorancia de la mayoría de expertos, que con sus alabanzas de fanático nostálgico hicieron todo el ruido posible para tapar las lícitas reclamaciones, terminando Mosley en el Salón de la Fama del boxeo a diferencia de lo que sucede en otros deportes, en los que los dopados no pueden ingresar.

En cualquier caso, Shane Mosley tuvo un hijo, Shane Mosley Jr., que decidió seguir el camino de su padre, literalmente, puesto que no se contentó con hacerse boxeador profesional sino que también decidió doparse. Y es que, si su padre había terminado alabado y en el Salón de la Fama siendo su cuerpo un amasijo de sustancias dopantes, ¿por qué el hijo no iba a seguir sus pasos? De todos modos, los métodos de detección del dopaje han mejorado y Mosley Jr. dio positivo por anfetaminas en 2015, recibiendo una suspensión.

Pese a ello, y como sucede con todos y cada uno de los boxeadores que dan positivo en control antidopaje, las oportunidades no dejaron de llegarle, al contrario parecieron llegarle aumentadas, cosa sorprendente teniendo en cuenta algunos malos resultados que había tenido en sus combates. Así, Mosley Jr. apareció en una nueva edición del conocido programa The Contender, en el que perdió la final abrumadoramente contra Brandon Adams. Sin embargo, esta derrota no cortó su avance, dado que, tras dos rodajes, Golden Boy Promotions le dio como premio el combate coestelar de su primera velada tras el parón boxístico.

Si este asunto terminase aquí, todo sería muy extraño, pero todavía queda más. Ayer, Mosley Jr. lucía en su calzón el logotipo de SNAC, puesto que toma los suplementos deportivos (de momento, legales) que el nuevo laboratorio-centro de entrenamiento de Victor Conte suministra. Sí, has leído bien, el hijo de un “Sugar” Shane Mosley dopado por Victor Conte y delatado por él en un juicio, introduce en su cuerpo los químicos del propio Conte. Pero esto no acaba aquí, ya que Mosley padre confesó que se dopó en preparación de su enfrentamiento contra Óscar de la Hoya, quien promovió la pelea de ayer de Mosley Jr.

En ocasiones el boxeo es verdaderamente un deporte de locos, pero no lo es por su propia esencia, sino porque hay sujetos de intenciones muy oscuras a los que se les permite campar a sus anchas, es más, a los que se les dedican incontables elogios y que son tratados (tapándose por todos los medios sus malas acciones) como si fuesen un ejemplo para las nuevas generaciones.

¿No tiene conciencia o memoria Mosley Jr. de lo que Conte le hizo a su padre y de lo que ambos hicieron?, ¿no hay desacuerdo entre Mosley Sr. y Conte tras lo sucedido?, y si es así, ¿por qué no lo hay?, ¿por qué un Mosley Jr. al que han cazado dopándose querría juntarse con un indeseable como Conte condenado por dopaje?, ¿por qué se le siguen dando oportunidades a un boxeador que ni siquiera con trampas logra tener un rendimiento como el del top 15?, ¿cómo De la Hoya promueve al hijo suspendido por dopaje y ayudado por los suplementos de Conte (que usó sus ilegales químicos contra él) de un Mosley Sr. que se dopó contra él poniendo su vida en riesgo?, ¿les resulta indiferente el dopaje por algún motivo en concreto a De la Hoya y a determinados boxeadores, técnicos, promotores y expertos que están o han estado vinculados al boxeo?, etc., etc., etc.

Demasiadas preguntas razonables son las que hay para un tema que no tiene ni un ápice de lógica pero que se podría resolver de una manera muy sencilla: con castigos muchísimo más severos para los boxeadores dopados y para los químicos que los dopan, con una separación total (voluntaria o forzada) de los promotores con los dopados y con una condena dura y sin brechas por parte de los medios.

Por lo que se refiere al combate en sí de anoche, el peso medio Shane Mosley Jr. 16(9KO)-3 no tuvo problemas para superar al asequible Jeremy Ramos 11(4KO)-9(2) por decisión unánime (doble 80-72 y 79-73). Con más velocidad y agilidad y una altura y un alcance muchísimo mayores, los rectos de Mosley llegaron claros desde la distancia media-larga contra un Ramos sostenidamente neutralizado y que, más allá de algún buen gancho zurdo muy esporádico cuando alcanzaba la distancia corta, fue superado de forma continuada y no ofreció mucha oposición.