Catterall vs. Harlem Eubank, una mala segunda parte del Groves vs. Chris Eubank Jr.
Daniel Pi
@BastionBoxeo
Es curioso como la carrera de Harlem Eubank 21(9KO)-1 ha replicado, a un nivel aún más bajo, la de su primo Chris Eubank Jr., siendo ambos boxeadores que, pese a contar con grandes cualidades físicas (atletismo, explosividad, velocidad, etc.) y el apoyo que les ha brindado un apellido famoso, avanzaron como profesionales gracias a un matchmaking a medida: hasta pasados las veinte victorias, ambos Eubank sustentaron sus trayectorias básicamente ante rivales de nivel bajísimo, veteranos y púgiles a medida por gran falta de encaje, rapidez o habilidad.
Sin embargo, al final, llega el momento en el que los adversarios sin posibilidades de éxito ya no son justificables para el público, y tampoco dan los réditos económicos o el prestigio que podrían satisfacer a unas personas con la autosobrevaloración que padecen los Eubank. Así, eventualmente, hay que enfrentarse a un rival que, incluso si no está en sus mejores condiciones o si está más cerca del final de su carrera que del inicio, es una prueba de fuego.
Ese momento, para Harlem Eubank llegó el sábado ante su compatriota Jack Catterall 31(13KO)-2, al igual que para Chris Eubank Jr. llegó en 2018 ante George Groves. Ciertamente, hay que recordar que Eubank Jr. había padecido una derrota previa ante Billy Joe Saunders, pero fue muy ajustada y su actuación se revalorizó cuando este último se coronó campeón mundial, siendo muchos los que tras ella seguían tan convencidos del potencial de Chris como lo estaban antes del combate.
Al igual que Harlem Eubank es una versión empeorada de Chris Eubank Jr., Catterall también está bastantes peldaños por debajo de lo que lo estuvo George Groves. Catterall es un zurdo que, pese a no ser un mal boxeador, se ha visto ayudado en su carrera básicamente por poseer un estilo incómodo para sus contrincantes combinado con una óptima preparación física. Por otro lado, Groves era un boxeador con buena pegada, capaz de establecer controles tácticos muy sólidos y que, pese a no tener el mejor de los encajes (algo que le condicionó de forma transcendental), siempre ofreció muy complicadas pugnas en sus derrotas exceptuando la anterior antes de su retiro, logrando llevar al borde de la debacle por dos veces al posteriormente miembro del Salón de la Fama Carl Froch.
En cualquier caso, contrastando con la idea de que Catterall o Groves eran sólo peldaños en los que apoyarse para subir al lugar destinado para ellos, los Eubank se encontraron con que estos púgiles les demostraron la realidad sobre sus boxeos. No es difícil, para alguien que viviese las WBSS, recordar como Groves, a base de astucia y boxeo, controló con su jab y eventuales directos a un Eubank Jr. muchísimo más explosivo que él pero que, lastrado por su exceso de confianza y sus brechas técnicas, se vio incapaz de tener resultados determinantes hasta que su contrincante se dislocó el hombro en el último round, no pudiendo evitar aun así la clara derrota.
Para el caso de Harlem Eubank, no es necesario hacer tanta memoria. El sábado, en el Manchester Arena, el zurdo Catterall impuso escasos directos de izquierda y jabs para anular tácticamente a un Eubank que, sin experiencia de calidad y evaluando mal sus calidades y las de su oponente, se veía incapaz de hacer otra cosa que eventuales arremetidas con ganchos que no le dieron prácticamente éxitos.
Aunque Eubank bailaba por el ring, igual que su primo, sin llevar una guardia sólida entre sus eventuales ofensivas, como si se sintiese Roy Jones Jr., los asaltos fueron cayendo uno tras otro del lado de Catterall, que sólo recibió daños cruciales de forma antirreglamentaria: como un símbolo que reflejaba la diferencia entre lo que piensa de su propio boxeo y la realidad del mismo, fue una de esas largas embestidas de Eubank la que terminó en un terrible cabezazo que abrió una enorme brecha en la ceja derecha de Catterall. El propio Eubank también padeció un corte sobre su ceja derecha, bastante serio, aunque ni mucho menos tan espantoso como el de Catterall.
Increíblemente el árbitro dejó acabar el round y empezar el siguiente (el séptimo) pero, tras unos momentos de confusión, que Eubank está intentando usar para alegar que se le hizo trampa y que hubo una detención del combate sospechosa, se llegó a la lectura de cartulinas y al amplio triunfo de Catterall. Las protestas que Eubank está realizando carecen de razón, ya que, sea quien sea quien parase el encuentro o quien lo aconsejase (incluso si lo parase el propio equipo de su rival), era inaceptable que la pelea siguiese con cortes como los que se habían producido, en especial el que padecía Catterall. De todos modos, Eubank es consciente de esto, pero se niega a aceptar el hecho de que su boxeo no le llega para superar a top 15 bien preparados y que lo que ha visto hasta ahora en su trayectoria sólo ha sido un espejísimo creado por su promotor (Sauerland).
Y es que, aunque muchos se dejaron deslumbrar por las aptitudes físicas de los Eubank, tras la derrota de Harlem ante Catterall y la de Chris Jr. ante Groves, quedó muy claro que en el boxeo no se construye a un combatiente capaz a base de declaraciones en la prensa, fingimientos de grandeza fuera del ring, vídeos pegando a manoplas, rivales a medida y simples cualidades físicas naturales. Es con esfuerzo, sacrificio, entrenamiento serio, experiencia, determinación y realismo, a menudo tras sufrir desmoralizantes derrotas (Catterall venía de perder ante Barboza, Groves había padecido las dolorosísimas remontadas de Froch), cuando un boxeador se convierte en el combatiente que puede lidiar con simpleza con púgiles con grandes cualidades genéticas y con gran apoyo financiero; como un boxeador sin un apellido famoso puede superar a uno que sí lo tenga y hacer su apellido relevante por sus propios méritos.

Catterall vs. Harlem Eubank: A Poor Sequel to Groves vs. Chris Eubank Jr.
Daniel Pi
@BastionBoxing
It’s curious how Harlem Eubank’s 21(9KO)-1 career has mirrored, at an even lower level, that of his cousin Chris Eubank Jr. Both boxers, despite possessing great physical attributes (athleticism, explosiveness, speed, etc.) and the backing of a famous surname, advanced as professionals thanks to tailored matchmaking. Up until past twenty wins, both Eubanks built their careers basically against extremely low-level opponents, veterans, and fighters handpicked for their significant lack of chin, speed or skill.
However, eventually, a time comes when fighting non-threatening opponents is no longer justifiable to the public, nor does it provide the economic returns or prestige that can satisfy individuals with the overblown self-worth that the Eubanks suffer from. Thus, inevitably, they have to face an opponent who, even if not in their prime or closer to the end of their career than the beginning, is a true test.
That moment arrived for Harlem Eubank on Saturday against his compatriot Jack Catterall 31(13KO)-2, just as it did for Chris Eubank Jr. in 2018 against George Groves. Certainly, it’s worth remembering that Eubank Jr. had suffered a previous defeat to Billy Joe Saunders, but it was a very close fight, and his performance gained value when Saunders later became world champion, so many remained as convinced of Chris’s potential after that fight as they were before it.
Just as Harlem Eubank is a worsened version of Chris Eubank Jr., Catterall is also several rungs below where George Groves was. Catterall is a southpaw who, while not a bad boxer, has largely been aided in his career by possessing an awkward style for his opponents combined with optimal physical preparation. Groves, on the other hand, was a good puncher, capable of establishing very solid tactical control, and despite not having the best chin (something that significantly impacted him), he always offered very tough fights in his losses, with the exception of the one before his retirement. He even pushed future Hall of Famer Carl Froch to the brink of disaster twice.
In any case, contrary to the idea that Catterall or Groves were just stepping stones to reach their destined place, the Eubanks found that these fighters showed them the reality of their boxing. For anyone who witnessed the WBSS, it’s not hard to recall how Groves, through cunning and boxing skill, used his jab and well-timed straight punches to control a much more explosive Eubank Jr. who, weighed down by his overconfidence and technical flaws, found himself unable to achieve decisive results until his opponent dislocated his shoulder in the final round, still failing to avoid a clear defeat.
For Harlem Eubank’s case, it’s not necessary to look back so far. On Saturday, at the Manchester Arena, the southpaw Catterall used sparse straight lefts and jabs to tactically neutralize Eubank who, lacking quality experience and misjudging both his own abilities and his opponent’s, was incapable of doing anything more than occasional lunges with hooks that yielded virtually no success.
Although Eubank danced around the ring, just like his cousin, without maintaining a solid guard between his occasional offensives, as if he was Roy Jones Jr., the rounds consistently went Catterall’s way. Catterall only sustained crucial damage illegally: as a symbol reflecting the difference between what Eubank thinks of his own boxing and reality, it was one of his charges which ended in a terrible headbutt, opening a huge gash over Catterall’s right eyebrow. Eubank himself also suffered a serious cut over his right eyebrow, though nowhere near as ghastly as Catterall’s.
Incredibly, the referee allowed the round to finish and the next (the seventh) to begin. But after moments of confusion—which Eubank is now trying to use to allege foul play and a suspicious stoppage—the scorecards were read, declaring Catterall the victor. Eubank’s protests are baseless; regardless of who stopped the fight or advised it (even if it was his opponent’s team), it was unacceptable for the fight to continue with cuts like those sustained, especially Catterall’s. Eubank knows this, however, but he refuses to accept that his boxing isn’t enough to beat well-prepared top-15 fighters and that what he’s seen in his career so far has merely been a mirage created by his promoter (Sauerland).
Despite many being dazzled by the Eubanks’ physical aptitudes, after Harlem’s loss to Catterall and Chris Jr.’s to Groves, it was clear that in boxing, a capable fighter isn’t built on press statements, feigned greatness outside the ring, pad work videos, tailored opponents, and mere natural physical qualities. It’s through effort, sacrifice, serious training, experience, determination, and realism, often after suffering demoralizing defeats (Catterall had just lost to Barboza; Groves had endured Froch’s comebacks), that a boxer becomes the fighter who can easily deal with opponents with great genetic qualities and significant financial backing, and how a boxer without a famous surname can overcome one who does and make his own name relevant through his own merits.









